En Tokio, una vendedora visito a un anciano y le dijo: Lo que mas me preocupa no es mMe robo mi dinero pero, me dolió más que me robara la confianza
i trabajo, sino usted, señor Mengano, que vive solo. Luego siguieron conversando y el quedo prendando de su encanto, la vendedora antes de irse dijo: Señor Mengano ¿puedo volver al día siguiente? A lo que el anciano respondió: ¡Como no! Las visitas continuaron hasta el punto de que la vendedora cenaba con el y hasta le llevaba comida. La vendedora (que en realidad era una experta estafadora) le dijo al señor Mengano: Cuidare de ti hasta que te mueras. Luego le planteo esta propuesta: Señor Mengano yo trabajo para una compañía que acaba de ofrecer una inversión muy rentable de sus posesiones. El señor Mengano acepto y hipoteco su casa y los bienes, para depositarlos en al compañía para que trabaje con ellos la vendedora. Una vez realizada la transacción, la señora ya no volvió.Después de la estafa ¿que dijo el señor Mengano?: Cuando era soldado estuve muchas beses al borde de la muerte. Pero fue mas duro que me desvalijara alguien que se aprovecha de la debilidad de los ancianos solitarios que carecemos de una familia que nos respalde. Párese que este mundo ha entrado en una era en al que la gente quiere obtener dinero como sea, aunque sea con fraudes.
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